Sistema con convención en lugar de configuración
Algo que me gustaba mucho de los programas DOS era que podía copiar el directorio de un programa y moverlo a cualquier lugar, incluso a otro disco, y debía seguir funcionando. Bueno, casi siempre. Con el tiempo empezaron a aparecer programas que tomaban nota de su ubicación y la de otros directorios y había que tomar en cuenta eso a la hora de intentar moverlos. No me agrada mucho la idea de necesitar un programa de instalación para poder usar un programa. Porque los programas instalados suelen ser difíciles de mover o eliminar. Hay que usar programas intermediarios para hacer eso. Aparece una burocracia que no ayuda a hacer más simple el mantenimiento del sistema. En cambio, me gustan los programas portables. Que simplemente se desempaquetan y ya están listos para usar. Puedo ubicarlos en cualquier lugar. Incluso puedo tener más de una copia y ejecutar cada una de ellas de modo diferente. Es más libre. La tendencia de usar instaladores no solo está en Windows, también en Linux...